El momento más creativo de mi vida y lo desperdicié llorando, como si no pudiera esperar. Ahora quiero hacer de mi angustia la musa de este pequeño arte que me construyo con palabras.
Fue hermoso llorar. Nunca sentí llorar desde lo profundo, desde lo más mío. Me escarbé dentro un túnel hasta que llegué a la espesa negrura de mí misma.
Parece ser que los libros, igual que la vida, se escriben desde los instintos. Hablo de los buenos libros –de los que se portan bien-.
¿Y si este laberinto no conduce a ningún lado? Me acusarán de nihilista, como mi padre hace un momento.
Todavía no sé si hay un Dios. Me pregunto si Dios podría ser ateo, así como el Hombre puede no entenderse a sí mismo o dudar de su propia existencia.
¿Dios tendrá dudas de que Él mismo existe?
¿Y quién creó a Dios? ¿Yo? ¿Se creó a sí mismo como yo me creo a mí?
Me siento vacía, sin mucho más que decir. Me indigna que mis lágrimas hablaran por mí antes que yo. Tuve que darles un sentido a esas gotas saladas para que fueran valiosas. Como todo, supongo; como mi propia vida.
¿Será que nuestro sentido es simplemente entender que no existe el sentido? Yo quiero revelar el Enigma. Hablo del mío, no del de la Humanidad. ¿Quién quiere ser un iluminado?
Tampoco me siento distinta por estar escribiendo esto que escribo.
Me gustaría cantar. Pero no encuentro una melodía que me guste. Y eso que me gustan muchas.
Hace unos momentos tuve el momento más espiritual de mi vida. Tuve mi acercamiento más íntimo con mi angustia. Y sólo Dios –es decir, mi Otro Yo- lo pudo contemplar.
13 de Noviembre de 2003, 9:44 PM
Quizá sea cierto esto de que lo mío es ciclar. Quizá sea cierto, después de todo, porque este llanto fue el comienzo de algo profundamente negro / es el comienzo de algo hermoso. Hoy esta melodía me suena muy conocida, por eso la canto de nuevo...